Desastres N aturales De Guatemala
Guatemala
es una bomba de tiempo: su posición geográfica, sus accidentes naturales, su
densidad poblacional, los elevados niveles de pobreza y la poca voluntad
política de sus autoridades, colocan al país como el quinto con mayor riesgo de
sufrir un desastre natural a nivel mundial. Los expertos sugieren estrategias
para educar a la población y, fundamentalmente, planes de reordenamiento
territorial para reducir la vulnerabilidad.
Guatemala es el quinto
país en el mundo con mayor riesgo de sufrir desastres naturales. El dato no es
nuevo. Lo advirtió en 2010 el Fondo Mundial para la Reducción y Recuperación de
Desastres (GFDRR, en inglés) y el Banco Mundial (BM), en un estudio sobre la Gestión de Riesgos y Desastres en
América Latina y el Caribe. En ese estudio, realizado con base en el análisis
de datos de 1982 a 2008, el GFDRR determinó que la combinación de una alta
densidad poblacional, la pobreza extrema y su constante exposición a desastres
naturales, hacen que Guatemala sea un país de “alto riesgo”.
“La alta vulnerabilidad
del país por el riesgo de desastres naturales, tiene un alto costo humano y un
impacto negativo en la productividad, lo que a su vez retrasa el desarrollo”,
señalaba entonces el GFDRR.
Y es que Guatemala esta
propensa a sufrir desastres naturales de cualquier naturaleza, en cualquier
momento. Otro reporte del
GFDRR, publicado en 2007, señala que el país está amenazado de manera
permanente, con una peligrosidad “alta” por inundaciones fluviales, urbanas y
costeras; terremotos, desprendimientos de tierra, tsunami, erupción volcánica,
ciclón, calor extremo e incendios forestales. Solo en escasez de agua, el nivel
de peligro baja a “medio”.
Expertos del Instituto
de Investigación y Proyección sobre Ambiente Natural y Sociedad (Iarna) de la
Universidad Rafael Landívar, señalan que, a excepción de tormentas de nieve,
Guatemala está expuesta a toda clase de desastres naturales. Al menos —un
alivio— hasta que los efectos del cambio climático se intensifiquen y las
heladas y nevadas lleguen hasta las zonas tropicales del continente como prevén
los expertos que podrían ocurrir en el futuro.
El término desastre
natural hace referencia a las enormes pérdidas materiales y vidas
humanas ocasionadas por eventos o fenómenos naturales, como terremotos, inundaciones, tsunamis, deslizamientos de tierra, entre otros.
De acuerdo con la United Nations Office for Disaster Risk
Reducción (UNISDR), los desastres no son naturales, sino que son el resultado
de las omisiones y la falta de prevención y planificación ante los fenómenos de
la naturaleza.[1] Desde esta
perspectiva, los desastres no suelen ser naturales pues mientras que los
fenómenos son naturales, los desastres se presentan por la acción del hombre en
su entorno. Por ejemplo: un huracán en la mitad del océano no es un desastre, a
menos que pase por allí un navío.
Los fenómenos naturales, como la lluvia, terremotos, huracanes o
el viento, se convierten en desastres cuando superan un límite de normalidad,
medido generalmente a través de un parámetro. Este varía dependiendo del tipo de fenómeno, pudiendo ser el
Magnitud de Momento Sísmico (Mw),
la escala de Richter, la escala Saffir-Simpson para
huracanes, etc. Los efectos de un desastre pueden amplificarse debido a una
mala planificación de los asentamientos humanos, falta de medidas de seguridad,
planes de emergencia y sistemas de alerta provocados por el hombre se torna un
poco difusa. Por otra parte, algunos desastres son causados únicamente por las
actividades humanas. Algunos de estos son: la contaminación del medio ambiente,
la explotación irracional de los recursos naturales renovables como los bosques
y el suelo no renovables como los minerales; también, la construcción de
viviendas y edificaciones en zonas de alto riesgo.
La actividad humana en
áreas con alta probabilidad de
desastres se conoce como de alto riesgo.
Zonas de alto riesgo sin instrumentación ni medidas apropiadas para responder
al desastre o reducir sus efectos negativos se conocen como de zonas de
alta vulnerabilidad. A fin de la capacidad institucional para reducir el riesgo colectivo
de desastres, estos pueden desencadenar otros eventos que reducirán la
posibilidad de sobrevivir a este debido a carencias en la planificación y en
las medidas de seguridad.
Huracán Mitch
1998
US$1 mil 061.4 millones
4.7% del PIB
Sequía en el Corredor Seco
2001
US$29.1 millones
0.1% del PIB
Tormenta Tropical Stan
2005
US$ 1 mil 166 millones
4.1% del PIB
Tormenta 16
2008
US$169.1 millones
Sequía La Unión Zacapa y Cianobacteria Atitlán
2009
US$58.7 millones
Erupción Pacaya y Tormenta Ágatha
2010
US$1 mil 041.7 millones
2.6% del PIB
Tormenta 12E
2011
US$325.9 millones
0.8% del PIB
Terremotos en San Marcos
2012-2014
US$128.5 millones
0.3% del PIB
1998
US$1 mil 061.4 millones
4.7% del PIB
Sequía en el Corredor Seco
2001
US$29.1 millones
0.1% del PIB
Tormenta Tropical Stan
2005
US$ 1 mil 166 millones
4.1% del PIB
Tormenta 16
2008
US$169.1 millones
Sequía La Unión Zacapa y Cianobacteria Atitlán
2009
US$58.7 millones
Erupción Pacaya y Tormenta Ágatha
2010
US$1 mil 041.7 millones
2.6% del PIB
Tormenta 12E
2011
US$325.9 millones
0.8% del PIB
Terremotos en San Marcos
2012-2014
US$128.5 millones
0.3% del PIB
Mapa conceptual sobre los Desastres N aturales De Guatemala
vídeo sobre los Desastres N aturales De Guatemala
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